(¿¿¿)Hombres vs. Mujeres(???)

                En la vida existen momentos realmente duros. Situaciones que uno debe superar para saber donde está parado. Y para los hombres, esas situaciones, en su gran mayoría, tienen como protagonista a las mujeres. No es por nada que se dice que todo lo que un hombre hace en su vida, es por culpa de una mujer. Sisi, todo. ¿Clases de teatro? Claramente para estar cerca de material femenino. ¿Fútbol? Para impresionar a las chicas que van a verte. ¿Un libro de Niezstche? Hacerte el culto e impresionarla con tu profundidad. ¿Aprender a cocinar? ¿Sacar el registro de timonel? ¿Aprenderte una serie de chistes que repetís una y otra vez?
             Todo, pero todo, tiene que ver con ellas. Y por eso es que ellas representan un gran porcentaje de las desgracias de nuestras vidas. Ojo mujeres, esto no es un palo contra ustedes. Creo que vendría a ser al revés. Una muestra más de lo básico que somos nosotros los hombres. Somos simples, acotados, predecibles, inclusive rústicos. No traemos secretos ni manual de instrucciones. Tenemos códigos, pero no siempre los respetamos. 
              Creo que si el hombre fuese un producto, sería uno de consumo masivo. Disponible en kioscos, supermercados, y farmacias. Un producto de venta libre y sin receta. Un producto de bajo costo y al alcance de todos. Su presentación sería en una caja de diferentes tamaños, pero seguramente cuadrada. Sin detalles ni decorativos. Sin extravagancias ni lujos. Un simple cuadrado de cartón. Su caja no tendría trampas. Con un “abrir aquí” ya basta, aunque su forma de apertura fuese simple y a la vista. Ni siquiera haría falta un “cuidado, frágil”.
             Y quizás por esto sea que tanto dependemos de las mujeres. Porque “detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer”. Gracias a Dios está atrás, porque si estuviese adelante nos opacaría seguro. Pero quien se haga el superado y diga que las mujeres son simplemente una anécdota para los hombres, miente. Seguramente ése es el que más sufrió por una mujer.
             Eso sí, a la hora de elegirlas, la complicamos un poco para agregarle gracia. La queremos linda, pero no mucho así otros no la miran. Por supuesto que la queremos inteligente, pero no demasiado así no me hace planteos aburridos. La queremos fuerte y competitiva, pero que no me pueda ganar en ningún deporte. Que sepa ser generosa en la intimidad, pero solo conmigo. Y que siempre, pero siempre, diga que yo soy el mejor y nunca estuvo con alguien como yo.
            Y de ahí es que viene esa capacidad de hundirnos. El hombre solo se siente vulnerable cuando pierde con su hermanito en el winning eleven o cuando sabe que una mujer puede dominarlo. Uh, eso sí es duro. Hay que ser HOMBRE para aceptarlo. Admitir que una mujer te controla y estás a sus pies. He ahí el ego masculino. El centro de la verdad del hombre. El núcleo de todas las cuestiones.
                  Pero si hay mujeres que leerán esto, sepan que más de una vez han golpeado a ese ego. Muchas veces nos han pegado fuerte en ese mismo centro. Y aunque no lo crean, ese centro no se encuentra en la zona genital. Ni siquiera sé si tiene una ubicación física, pero sé de qué manera llegan a él. O acaso nunca le dijeron a un hombre  “Te quiero…pero sólo como amigo”; “No quiero arriesgar esta linda amistad por algo más”; “No sos vos, soy yo”; “Ya no me pasa lo mismo que antes”; “Te merecés a alguien mejor”. Uhhhhhh! De solo recordarlas duele, y mucho. Para ustedes serán solo palabras, para nosotros representan mucho más.

                De todas maneras cuidado. La mujer necesita al hombre tanto como nosotros a ellas. Seremos básicos y simples, pero somos su mejor complemento. Y sin nosotros, probablemente no podrían sentirse tan importantes.

Klopi