¿Adonde quedó ese espíritu Navideño?

          Me acuerdo de que de chico, el 25 de diciembre era el día más esperado de todos. El año tiene 365 días, pero esa noche del 24 no se parecía a ninguna otra. La ansiedad que se vivía era increíble.
          Empezaba diciembre y uno ya iba descontando días, creyendo que no llegaba nunca ESE tan deseado. En Nochebuena, uno se juntaba con toda la familia alrededor de la mesa con abundante y variada comida en donde nadie se privaba de ningún lujo; un árbol exageradamente decorado ornamentaba el living, lucecitas titilantes por todos lados, y canciones pegajosas hasta el hartazgo sonaban de fondo.           
          La comida era un detalle; uno sabía que tenía que comer para pasar el tiempo y compartir con la familia, pero en realidad lo único que añoraba era la hora de abrir los regalos. “Ya pasó Papá Noel?”…”No, a las 12 deja los regalos”. Y uno salía al jardín a ver si veía pasar el trineo. Y empezaba el tiempo de descuento en serio. Faltaban minutos nomás y el cielo se llenaba de colores con los fuegos artificiales. Se empezaban a escuchar gritos y uno sabía que el momento había llegado. Abrazos emotivos de rutina, y ahora sí, a abrir los regalos. Ver quien tenía más, quien tenía los mejores. A uno no le daban los brazos para juntar los suyos y no sabía por cuál empezar.          
           Pero uno crece, se entera de ciertas verdades ocultas(¿no era más lindo simplemente seguir creyendo en Papá Noel y el ratón Perez?), y la economía ya no es la de antes. Atrás quedaron esos 90’s fructíferos y generosos…y aclaro que esto no es discurso político partidario, sino un anhelo de aquellos tiempos en que vivíamos en una nube de pedo insostenible…pero qué linda era esa nube! El “1 a 1” cambió su significado para pasar a ser simplemente un empate chato como resultado del partido del domingo. Asi que ni se te ocurra volver a pensar en un regalo traído de afuera. Y bueno, parece que en el Polo Norte también devaluaron y Santa tuvo que vender a cinco renos y dar una docena de enanos en parte de pago. 
           Pero por uno u otro motivo, la Navidad cambió y mucho. Serán los años, la costumbre, o lo que sea…pero ver a tu familia otra vez ya dejó de ser divertido. Antes esperabas desesperado por esa noche. Ahora con suerte te acordás. Y no lo recordás con alegría…lo recordás por compromiso.         
           ¿Que fue lo que pasó conmigo que antes me divertía la Navidad y ahora es de lo más aburrido que me puede pasar? Nadie quiere poner la casa. La división de los gastos siempre es problemática. ¿Qué nos pasó? Ahora la mesa de comidas con mucho lujo tiene dos variantes de comidas. Las lucecitas que adornaban el árbol y la casa ya no se ponen por miedo a la crisis energética(a ver si todavía yo soy el causante de la misma). El cd con villancicos lo usaste para el vidrio de atrás del auto a ver si evitabas las multas fotográficas. El arbolito te dio tanta fiaca armarlo, decorarlo, y volver a guardarlo, que directamente saltaste al último punto y decidiste mantenerlo guardado. Los regalos pasaron a ser tristes, con decirte que me alegro si me mandan una tarjeta de “Felices fiestas”.
           Suerte que ese pan dulce que siempre traía la abuela, sigue estando. La misma caja grande y tentadora…eso sí, adentro el pan dulce se achicó hasta parecer un budincito individual, y sin darte cuenta el contenido neto se dividió por 5.
            Pero nada de esto debería desanimarnos. La Navidad sigue siendo una fecha de reunión y reflexión. Y siempre está ese vecino garca que pisoteó a un par y ahora tiene la suficiente plata para iluminar el cielo entero él solo con fuegos artificiales. Asi que sillita al jardín y a disfrutar de ese espectáculo gratuito, sin perder nunca, pero nunca, ese espíritu navideño……………….»no, no, el año pasado la sufrí yo! Este año te toca a vos disfrazarte de Papá Noel!”

Feliz Navidad para todos
Klopi